martes, 24 de febrero de 2015

Polvo de vidrio

Dedicado a ti, habibe...

No pido que no temas, o que confíes eternamente.
Con un “por ahora” me basta.
Ni castillos, ni villas, ni promesas se inscriben en el tiempo,
en el que quiero contigo, no.
En la soledad de mi alma trémula, nada puedo pedirte,
nada puedo ofrecerte, más que polvo de vidrio.

Es lo que he sido y lo que he recibido…
Pero hasta el polvo de vidrio,
En la oscuridad más sublime, brilla.

Y este que llevo por dentro se ilumina con tu cercanía,
asciende a temperaturas superiores
a la capacidad de mi alma y de mi cuerpo,
Se moldea y se transforma…
Aún el polvo de vidrio, amor mío, puede ser más… mucho más

En la certeza absoluta de que nada sé y nada tengo,
De que no puedo ofrecerte más que una promesa,
y la casualidad, llena de intención de cumplirla;
me atrevo a pedirte lo que a nadie… a esperarlo todo,
a creer, a confiar, a sentir, a ser, a existir…

Y entiendo que es un abuso,
que mi amor rebelde, terco, apasionado,
intencionalmente puro, descaradamente libre
es casi una imposición…
Pero palpita y vive… como jamás pensé que lo haría
Lleno, al fin, de una emoción.

Quiéreme hoy, que el “para siempre” está muy desgastado ya.
En esta locura compartida, me atrevo a pedirte: déjame ser tu ciclón,
Tu mar en calma, tu guerra y tu paz…

No pido que no temas, o que confíes eternamente,
Pues en la soledad de mi alma trémula, nada puedo pedirte…
nada puedo ofrecerte…
más que este dulce polvo de vidrio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario