miércoles, 11 de enero de 2012

Quédate



Quédate, te pedí una noche, creyendo en lo que sentía.

Quédate, te susurré bajito al oído… con toda la buena intención.

Quédate, te dije, con lo que creía era un último suspiro.

Quédate, pensé, mientras te veía marchar…

martes, 3 de enero de 2012

30 días, 30 libros (Cont)

Al parecer, para Gardel 20 años no son nada, lo difícil era volver... extrapolando el tema, y no habiendo otra cosa más útil qué hacer por el momento, podrían no ser nada los 10 numerales que ahora ofrezco para llegar a los primeros y únicos 20 que nos ocupan.  Sin embargo, y como quedara plasmado en el popular tango, guardo escondida una esperanza humilde / que es toda la fortuna de mi corazón, y no es otra cosa que la segunda parte de este ejercicio de memoria resulte una lectura atractiva para el viajero que huye el cual, tarde o temprano, detiene su andar. Ahí les va:

11. Uno que me haya motivado a visitar algún lugar: Algunos de los libros de factura india que he leído, desde el Kamasutra, pasando por el Ananga Ranga, hasta las novelas de Sándor Marái me han inoculado un deseo arraigado por conocer ese país oriental. Su rica filosofía lo abarca todo de tal manera que resulta irresistible, cuando menos, acercarse para echar un vistazo. Veremos si la fortuna me permite conocer este país de primera mano y sin intermediarios.

12. Una biografía: Vivir para contarla de Gabriel García Márquez. Un texto fascinante, como todo lo que escribe el gabito. Una mirada a la intimidad del ganador del Nóbel, en sus propias palabras y con su estilo inconfundible. Para mí, la lectura de esta autobiografía transformó no sólo lo que leí posteriormente de este autor, sino las lecturas previas. Macondo dejó de ser una pintura para transformarse en una fotografía vívida, fragmentada –quizás- por las múltiples experiencias de su ahora protagonista, pero una fotografía al fin. Nítida, clara, paradójicamente multidimensional.  

13. El primer libro que leí en la vida: Platero y yo de Juan Ramón Jiménez. Es un texto sencillamente sublime. En su tiempo, este libro me trajo muchos problemas (recién iniciaba el preescolar) pues no era concebible para la escasa mente de mi maestra el que leyera un texto tan complejo (según ella), que además no contaba con ninguna clase de apoyo visual. El punto es que, salvado este pequeño obstáculo, la lectura de Platero y yo siempre ha sido remanso de paz en la tormenta. Allí sigue, trotando alegremente por los campos de mi niñez. Insisto en que no es éste un libro infantil, como erróneamente se ha catalogado a este texto, pero qué bien le va a algunos niños… 

14. Uno que haya odiado hace años y hoy admire: Puedo decir que en su tiempo detesté El alquimista de Coelho; sin embargo, reconozco que la escritura de este autor carioca ha evolucionado con el tiempo y los textos recientemente publicados me agradan más que aquél, a pesar de su éxito de ventas y de todo el boom comercial que lo acompañó. También veo con nuevos ojos los textos de teoría literaria que en su momento me resultaron prácticamente incomprensibles. Así, Los géneros del discurso de Todorov fue toda una revelación… después que me gradué. 

15. Uno que haya amado hace años y del que hoy reniegue: Hasta el presente, ningún libro que me haya gustado me ha decepcionado en su relectura. Es probable que por eso siga leyendo con avidez.

16. Uno ruso que sí haya leído: Esculpir en el tiempo de Andrei Tarkovsky. Un hermoso conjunto de reflexiones sobre el arte, el cine y la estética. Lo que comenzó como un requisito para obtener la licenciatura se convirtió en una experiencia única a través de la cual tuve mi primer acercamiento al cine ruso. Tarkovsky presenta, por mediación de sus películas, una propuesta interesante para aquellos que no temen despojarse del unilateral punto de vista al que a veces nos somete el cine comercial, particularmente el norteamericano. Dicha propuesta se ve respaldada por las profundas reflexiones plasmadas por el realizador en este libro acerca de su profesión, el compromiso que requiere y las pasiones que desata… Casi una poética del cine.

17. Uno de este año: Este año es muy joven aún… Del año pasado (2011) el más reciente que leí (o comencé a leer) fue Humor con humor se paga. Este libro contiene artículos, pequeñas crónicas o cuentos breves, según se mire, que reflejan la cotidianidad venezolana de la última década en un registro humorístico. Con una prosa irónica, paródica, autores como Luis Britto García, Roberto Hernández Montoya, Carola Chávez, Earle Herrera, Régulo Pérez y William Osuna, por mencionar algunos, nos muestran sus impresiones de la Venezuela contemporánea, con sus polémicas y divisiones, sus problemas y sus contradicciones, pero también con su alegría y esa capacidad tan intrínsecamente venezolana de reírnos de nosotros mismos. Escrito en clave chavista, el texto constituye una interesante lectura también para aquellos opositores que no teman, o cuando menos toleren, la crítica. Espero conseguir la versión física del texto pues el libro digital me resultó finalmente incómodo de seguir sin el dispositivo adecuado. 

18. El que más veces he leído: Por cuestiones académicas, los textos que recuerdo haber leído en más ocasiones son La Ilíada y La Odisea, ello me llevó a seguir los clásicos griegos (teniendo  su rica y extensa mitología como hilo conductor) visto que, unos y otros están entrelazados en algún punto. Por motivos personales, siempre regresaré a Platero y yo. En esa misma categoría podría ubicar a Había una vez…de Herminio Almendros. El texto, de factura cubana, recoge cuentos, poemas y cancioncillas, tanto clásicos como de tradición oral. En mi caso, se trata de una reliquia familiar que ha sido transmitida de generación en generación. Fue el primer texto que me leyeron de niña y el que guardo con más celo. También podría añadir Alicia en el país de las maravillas, así como A través del espejo y lo que Alicia encontró allí de Lewis Carroll. Esta historia me ha fascinado desde siempre. En virtud de las múltiples versiones que he leído a las cuales, sin el menor prurito, les adicionan o eliminan personajes y escenas; me he avocado a la tarea de encontrar una versión tan fiel como sea posible al original.  

19. Uno que me haya sorprendido por bueno: Glamour para llevar de Margarita Zingg. Por regla general, suelo poner en duda aquellos textos que no han sido escritos por profesionales del medio. Sin embargo, una vez frente al estante, y para no ser prejuiciosa o, peor aún, prepotente, termino dándoles con frecuencia el beneficio de la duda, lo que me ha conducido a maravillosas sorpresas. Glamour para llevar destaca por el amplio dominio que poseen tanto la Zingg como su colaborador, Mario Aranaga, del mundo de la moda; así como por su habilidad para transmitir ese conocimiento al resto de los mortales, particularmente a aquellas personas que, como yo, nos acercamos a ese campo casi de manera tangencial. Este texto, que ya arriba a su cuarta edición, presenta a lo sumo un par de gazapos sintácticos inadmisibles, a mi juicio, para una editorial como Aguilar. Sorry.

20. Uno que me haya sorprendido por malo: Los caballeros la prefieren brutas de Isabella Santodomingo. La reputación de escritora prolífica y articulista que acompaña a esta autora, y actriz, colombiana sosegó en un primer momento mis cuestionamientos sobre este texto. No obstante, los defectos en forma, más que de fondo, hicieron de la lectura de Los caballeros… una experiencia agridulce. El contenido es atractivo (tanto como un título como ese pudiera sugerir) y resulta jocoso en determinados segmentos, sin embargo, hay errores sintácticos y de estilo que un buen editor (como cabría esperar de la editorial Grijalbo) bien hubiera podido corregir. En este sentido, no lo juzgo tanto por malo como por su falta de calidad editorial. Finalmente, ningún libro es malo, sólo está mal escrito.