martes, 16 de marzo de 2010

Ansiedad

La de buscarte, la de encontrarte.
Ansiedad de medianoche, de madrugada.
Ansiedad incontrolable, dominante, asfixiante.
Una adicción sin sentido ni finalidad.
Una lágrima inconclusa, perenne.
Es el aire que se agota, la caricia perdida, la necesidad imperante.
El grito ahogado que se esparce a plena luz.
La mirada furtiva y con saña.
Un nombre, un susurro.
El vacío.
El latido.
Es hoy, ayer, siempre, todos los siempres.
El principio de todo y el final.

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